LDE nace en el marco del movimiento Hogar de Cristo. El Hogar de Cristo fue el fruto del compromiso de las parroquias de las Villas de Buenos Aires, para dar respuesta al flagelo de las drogas que sufren muchos de los jóvenes en Argentina. Nace en el 2008, en la Parroquia Virgen de Caacupé de Barracas, a partir de dos premisas claves: “recibir la vida como viene” y trabajar “cuerpo a cuerpo”.
A diez años de sus inicios se constituyó como Federación: “Familia Grande Hogar de Cristo”, “que agrupa Centros Barriales que tienen como finalidad dar respuesta integral a situaciones de vulnerabilidad social y/o consumos problemáticos de sustancias psicoactivas, poniendo en primer lugar a la persona y sus cualidades”.
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Los Centros Barriales son los dispositivos del Hogar de Cristo que llevan a cabo el acompañamiento a la personas en situación de vulnerabilidad y consumo. Cada Centro Barrial se desarrolla en el marco de una parroquia dentro de una zona geográfica específica.
Luz de Esperanza nace en el año 2012 de la mano de 6 amigos, como respuesta a una necesidad, dentro del proceso de acompañamiento llevado a cabo en el Centro Barrial Padre Carlos Múgica, que se encuentra ubicada en la Parroquia Cristo Obrero en la Villa 31, zona de retiro, Capital Federal. Luz de Esperanza se crea como una etapa dentro del proceso de rehabilitación del Centro Barrial Padre Carlos Múgica – Hogar de Cristo. Creando un emprendimiento social con un taller de producción artesanal de velas que permite generar espacios de trabajo sin perder de vista el objetivo terapéutico.
En el 2017 se constituye como una asociación civil autónoma del Centro Barrial Padre Carlos Múgica, como un dispositivo externo que trabaja en alianza y al servicio del centro. Para 2017 se habían desarrollados tres talleres de producción artesanal con modalidad de emprendimiento. Dentro de los talleres, se buscó generar productos de alta calidad comercializables, a modo de lograr la sustentabilidad del espacio a largo plazo. Al día de hoy por cuestiones edilicias únicamente se mantiene el emprendimiento de velas, donde participaron 12 jóvenes y adultos.
Surge de la necesidad de brindar posibilidades a personas que se encuentran en un tratamiento integral de adicciones, donde puedan adquirir valores propios de trabajo, generando así una integración social a través del trabajo y transformando a Luz de Esperanza en una oportunidad para la construcción de su proyecto de vida.
Luz de Esperanza sueña con lograr una transformación social, rompiendo con las barreras de los prejuicios, dando herramientas y oportunidades a aquellas personas que sufrieron el flagelo de las adicciones, a través de la integración social, fomentando el encuentro, la responsabilidad, el compromiso de asumir tareas y la valoración de uno mismo.